El Concilio de Trento - Conclusiones personales.
INTRODUCCIÓN
En los tiempos medievales había ocurrido una reforma conciliar dentro de la iglesia católica romana debido al cisma de occidente. Cuando se forma el Concilio de Constanza (1414-1418) estaba sujeto el papa a un concilio universal, donde se vería evaluado y abarcado los movimientos que el papa hacia y también estaba sujeto a corrección. Dentro de la iglesia católica romana había siempre un espíritu reformador que nunca se lograba alcanzar plenamente. El nepotismo, pluralismo, la simonía eran practicas comunes que muchos gobernantes, y teólogos protestaban en búsqueda de una reforma urgente. Cuando sucede la protesta de Martín Lutero y los demás reformadores, ellos apelaban a un concilio universal para revisar sus posturas, pero los papas no aceptaban esas ideas debido a lo que había pasado anteriormente. Pero debido a los efectos de los protestantes en Europa, durante el tiempo del papa Pablo III, se empezaba a reformular en realizar un concilio universal convocado por el mismo papa, principalmente para tratar de convencer a los luteranos no radicales de regresar a Roma, de mantener la estabilidad religiosa de los reyes católicos y la más importante de todas, reformar la iglesia tanto educativa y eclesiástica.
Este estudio se hizo para saber si realmente se llegó a reformar la iglesia católica y los efectos que tuvo en el momento de establecer en ese concilio, cuales fueron los comienzos, algunas de las definiciones importantes doctrinales y si la iglesia siguió siendo la misma a la cual Martín Lutero se enfrentó, algunos personajes que participaron en la consolidación de la doctrina de la iglesia. Ya que evidentemente en la historia es comprobable los cambios que ha tenido la iglesia en la forma jerárquica y sacramental y como fue avanzando el tiempo y las circunstancias que la rodeaban. Las protestas y los desacuerdos a los que se enfrentaban y una urgencia por regresar a una vida de fe piadosa conforme a la palabra de Dios y retomar la verdadera misión de llevar el evangelio a todos los rincones del mundo pese a las circunstancias o a los desafíos que se presentaban de ambas partes. De una iglesia consumada en la política, movida por sus propósitos ajenos y la otra la que se preocupaba por llevar la verdad a toda la gente.
"Si no se me convence mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón - porque no le creo ni al papa ni a los concilios ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a si mismos -, por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable. ¡Dios me ayude, amén!"
Martin Lutero. Dieta de Worms
II Una abertura obstaculizada y tardía.
1. Antecedentes
En los pasados concilios y en el concilio de Constanza, el papa Martín V había proclamado una bula papal condenando a cualquier persona de apelar frente a las decisiones de un papa a un concilio general. Dado estas circunstancias, cuando Martín Lutero presenta su protesta, el papa León X pensaba en realizar un concilio ecuménico para tratar de reprimirlo y que el mismo concilio se hiciera cargo. Pero sucede que fallece León X y no se logró un concilio y tampoco una reforma eclesiástica. De 1521 a 1534 esperaron por 13 años un concilio general para esclarecer los puntos doctrinales, reforma eclesiástica, y tener un respuesta a los protestantes, también el rey Carlos V esperaba dicha reunión. Al principio se planeaba que el concilio se diera en Alemania haciendo de ello un concilio nacional, pero como lo expresa la Enciclopedia Católica.
1 El emperador Carlos V prohibió el concilio nacional, pero notificó al Papa Clemente VII a través de sus embajadores que consideraba conveniente la convocatoria de un concilio general y propuso la ciudad de Trento como lugar de la asamblea.
Pero las disputas entre el emperador y el papa atrasaban el acercamiento del concilio, y en la Dieta de Espira se declaraba que el papa apoyaría a los alemanes contra los turcos y así mismo resolver el problema doctrinal. En 1530 se discutió el tema nuevamente del llamado aun concilio en la Dieta de Augsburgo, un cardenal delegado Lorenzo Campeggio quien anteriormente con el papa Clemente VII y Carlos V se habían propuesto en realizar dicho concilio, a pesar de que los príncipes católicos de Alemania estaban de acuerdo, el cardenal nuevamente se había opuesto como lo hizo en una reunión anterior en Bolonia, argumentando que los protestantes alemanes no eran honestos al solicitarlo. Finalmente, el papa Clemente VII había escrito al emperador Carlos V que proponía dicho concilio en alguna ciudad de Roma y siempre y cuando los protestantes volvieran al yugo de la iglesia. Entre las naciones se cuenta con Alemania, Francia e Inglaterra, pero el rey Francisco I de Francia y el rey Enrique VIII de Inglaterra no estuvieron de acuerdo con dichas condiciones. Sobre el rey francés se dice lo siguiente.
2 Francisco I de Francia intentó frustrar la convocatoria poniendo condiciones imposibles de cumplir. Fue culpa suya principalmente que el concilio no se celebrase durante el reinado de Clemente, pues en un consistorio del 28 de noviembre de 1531 se había acordado unánimemente la convocatoria.
Tanto los protestantes alemanes y príncipes alemanes que habían abrazado la reforma luterana no quisieron aceptar las condiciones del papa por lo tanto el concilio tuvo muchos retrasos por 4 ambas partes. Principalmente por la iglesia católica debido a un temor de volver a dividir la iglesia entre concilio y papa.
En 1534 bajo el papa Pablo III se dio la oportunidad para realizar el preparativo del concilio. Anteriormente antes de ser electo el papa Pablo III había siempre abogado a favor de un concilio general, no sucedió lo mismo con algunos cardenales que aun seguían en contra. Pese a esto, los representantes del Rey de España y del rey de Francia se movilizaban para la reunión.
3 El 2 de junio, el Papa Pablo III publicaba la Bula llamando a todos los patriarcas, arzobispos, obispos y abades a reunirse en Mantua el 23 de mayo de 1537, para celebrar un concilio general.
En varias ciudades no se llegaba a un acuerdo, porque los duques de dichas ciudades donde se proponía la celebración no estaban de acuerdo, fue finalmente que en 1545 en la ciudad de Trento se realizan sus primeras sesiones.
2. Las sesiones de Trento.
Justo L Gonzales menciona lo siguiente
4 Al principio la asistencia fue escasísima, pues, aparte los tres legados papales, se reunieron en Trento 31 prelados. Y aun al final del Concilio, en 1563, los prelados presentes eran solamente 213.
El libro de Historia de los Concilios nos muestra un poco más detallado la cantidad de personas que asistieron. Siendo un concilio que no era muy numeroso.
5 En la apertura había cuatro cardenales, cuatro arzobispos, 21 obispos y cinco generales de órdenes. Durante las sesiones más frecuentadas (en 1563) estuvieron presentes poco más de 200 padres. En conjunto, participaron en el concilio, bajo Pío IV (1562-1563), pero sin que estuvieran presentes simultáneamente, 9 cardenales, 39 patriarcas y arzobispos, 236 obispos y 17 abades o generales de órdenes.
Dentro de este concilio para la elaboración de cánones, de instrucciones y de estudios, no contaban mucho con la ayuda de los obispos, ya que a pesar de que tenían el titulo y la función del obispado, no estaban preparados en teología para responder y solucionar los conflictos doctrinales. Teólogos dominicos y jesuitas participaron en la elaboración de los documentos. Los cuales eran revisados y corregidos en sus congregaciones. .
6 El concilio Tridentino, a lo largo de dieciocho años divididos en tres periodos de actividad, celebró en total 25 sesiones, algunas de ellas puramente formales.
III Los cánones dogmáticos y los decretos de reforma.
La Iglesia tendría un giro por establecer lo que hace mucho tiempo esperaba, pero también condenaba las posturas protestantes, desde ese momento las creencias de la iglesia fueron más firmes y se estaban solidificando, ya que como se puede ver con anterioridad con lo expresado de Martin Lutero, había concilios que contradecían a otros, pero lo mas importante es estar en armonía con las sagradas escrituras. Había dos importantes cuestiones, el papa quería tratar los puntos doctrinales para condenar las prácticas de los protestantes y el emperador quería reformar la iglesia de los abusos ocupándose en la disciplina de la iglesia. Entonces la elaboración de los documentos constaba de abrir cada sesión con los cánones dogmáticos y los decretos de reforma. Pero también se prestaban a la discusión cualquier clase de doctrinas y también proposiciones. En los decretos de reforma de manera resumida fueron los siguientes.
7 Por una parte, se ocupó de reformar la iglesia, exigiendo que los obispos vivieran en sus sedes, prohibiendo el pluralismo, regulando las obligaciones del clero, y estableciendo seminarios para la mejor preparación del ministerio.
También podemos encontrar que se retomaron varios decretos del concilio de Letran V. como el de la censura de libros sagrados o de cualquier tema. Principalmente se comenzaba por los obispos y luego procedía a la inquisición y las sancionaba después el estado. Un escritor en esos tiempos tenía que presentar sus escritos a la autoridad civil, en seguida pasaban a la autoridad eclesiástica para hacer un segundo examen. Todo esto se había vuelto a retomar con más fuerza.
8 (…) El concilio de Trento la ratificó en 1547 en relación con los libros sagrados.
Podemos también rastrear la postura de la confesión auricular, la evolución en cómo fue empleado el método de confesión. En base a las “llaves del cielo” el método de confesión fue evolucionando de público a auricular, en el Concilio de Letrán V, por el papa Inocencio III, fue obligatoria la confesión. Y en la edad media tenía serias discrepancias si realmente era de institución divina o eclesiástica. Fue cuando ocurrió la reforma cuando verdaderamente se puso en tela de juicio si era un sacramento ordenado por Dios
9 (…) la actitud de los reformadores en el sentido de que no era un sacramento endureció la posición de los papistas, y el Concilio de Trento la declaró divina.
Podemos concluir que varios sacramentos no eran formalmente estipulados de manera ordenada como hoy en día la iglesia católica romana los ha presentado.
El matrimonio religioso también fue regulado prohibiendo los matrimonios de conciencia haciendo que la misma iglesia sea la única que los regularice y que de esta misma manera sean validos también frente al estado.
10 (…) la sustancia de la legislación sigue siendo la establecida por la sesión XXIII de Trento (noviembre de 1563) y el matrimonio se contrae únicamente in facie Ecclesia.
Existieron personajes importantes católicos que trataban de mediar con los protestantes a una reconciliación incluso doctrinal, Alberto Piggie que era un defensor del papado donde trataba de defender el reinado del papa Honorio y los casos de Liberio. Las opiniones y su apología sirvieron de mucho para formalizar el dogma de la infalibilidad papal en el siglo XIX en el primer Concilio Vaticano, después se alejó de la ortodoxia católica asimilando las ideas del molinismo.
Él había propuesto lo siguiente con respecto a la justificación para tratar de conciliar a la oposición:
11 (...) una justificación inherente al justo, y otra que le es imputada por la justicia de Cristo.Esto fue propuesto en la Dieta de Worms en 1540. Pero ninguno de los dos bandos aceptaba dicha propuesta por lo tanto fue también condenada en el Concilio de Trento.
Podemos encontrar que también fue condenada la creencia de la consubstanciación, cuando nuevamente Domingo Bañez un teólogo dominico había presentado algo parecido de lo que ocurría en la eucaristía a la creencia de los luteranos. En el Concilio de Trento los decretos de reforma que más se destacaron fue la educación y la preparación de los obispos y sacerdotes dentro de los seminarios, la importancia de la aplicación de los siete sacramentos, definición completa de la transustanciación en la eucaristía romana, la explicación del purgatorio y la veneración de los santos y las reliquias.
En el Concilio de Trento los decretos de reforma que más se destacaron fue la educación y la preparación de los obispos y sacerdotes dentro de los seminarios, la importancia de la aplicación de los siete sacramentos, definición completa de la transustanciación en la eucaristía romana, la explicación del purgatorio y la veneración de los santos y las reliquias.
1. Sobre la Sola Scriptura
Es muy interesante recalcar que la iglesia se movía conforme a sus intereses a pesar de que no era firme en sus doctrinas porque se estaban desarrollando y en ese desarrollo de definición de decretos y cánones surgían traiciones y desacuerdos. Un ejemplo que cuando el papa Pablo III y el rey Carlos V el que comenzó a solicitar la reunión de este concilio, ellos tenían una preferencia especial por Erasmo de Rotterdam,
12 El emperador Carlos V designó consejero político a Erasmo, y el papa Pablo III le ofreció un capelo cardenalicio.
En Italia tenía un título como ciudadano de honor, si hubiese vivido más tiempo hubiera sido perseguido por los Habsburgos y excomulgado por el papa, el historiador Paul Johnson nos dice lo siguiente.
13(…) en 1546, apenas una década después de su muerte, el Concilio de Trento declaró que la versión del Nuevo Testamento de Erasmo era anatema; en una sesión posterior el papa Pablo IV dijo que era «el jefe de todos los herejes» y reclamó que se quemaran sus obras completas.
El tema de la sola scriptura también fue muy importante para definirse que biblia usarían, pues en la apología católica contemporánea se defiende que las sagradas escrituras siempre han sido las mismas y sin variación, pero precisamente en Trento fue cuando se definió que biblia utilizaría totalmente toda la iglesia. El libro de la Vulgata que es una traducción latina seria la que ganó mayor preferencia. Sobre el canon, la historia de este Concilio nos dice lo siguiente:
14 Fija su contenido auténtico, enumerando todos sus libros canónicos, incluidos los que rechazaban los protestantes: los libros de Tobías, de Baruc, de los Macabeos 1 y 2, las epístolas de Santiago y de Judas; por el contrario, Nehemías 3 y 4 fueron excluidos del canon
Estaba prohibido utilizar otra versión que no fuera la que se había definido en Trento, Y si se utilizaba tendría que ser con autoridad eclesiástica. También estaba restringido el modo y el uso que se les daba a las sagradas escrituras, para ellos la palabra de Dios es muy sagrada al grado de no permitir que cualquiera pudiera traducirlas incluso las mujeres no podían tener una biblia en sus manos. Solo la autoridad eclesiástica debía de poseerlas. La justificación que le daban para que no fuera traducida al vulgo, era por cuestiones de mal utilizar la biblia de manera supersticiosa de encantamientos o adivinaciones. Un arzobispo de Aix-en-Provence declaraba lo siguiente:
15 (…) que aducía como argumento que «no a todos se les ha dado poder leer e interpretar el texto sagrado» y que ahora se veían «biblias en vulgar en manos incluso de mujeres», advirtiendo que «la gente caía en los peores errores al querer interpretar la Escritura a su modo y meterse en problemas para los que incluso los doctos que han gastado su vida en este estudio reconocen su propia debilidad» (…)
Entonces para muchos obispos les parecía muy inconveniente que la gente pudiera leer las sagradas escrituras, por lo tanto las mujeres y la gente común tenían que estar sujetos a las autoridades y no utilizar la biblia más que ellos en ese idioma latín. Pero otros obispos no estaban de acuerdo lo que en el concilio se estaba declarando. En este caso Madruzzo un cardenal y obispo de Trento estuvo en contra de tal abuso:
16 «No puedo tolerar que se considere un abuso la traducción de la Biblia a nuestra lengua materna. ¿Qué dirán nuestros adversarios... si llegan a saber que queremos quitar de las manos de los hombres aquella Escritura santa que tantas veces prescribe san Pablo que no separemos nunca de nuestros labios? Lo que yo sé es que hemos aprendido de nuestra madre, en nuestra lengua alemana, la oración dominical, el símbolo de la fe y la mayor parte de las otras verdades religiosas que han usado todos los padres de familia y que, en Alemania, han 8 enseñado a sus hijos; y de esta formación religiosa, que yo sepa, nunca ha venido ningún escándalo ¡Ojalá no hubieran venido nunca a Alemania profesores de lengua latina y griega! ¡Nos veríamos libres de los males presentes y la pobre Alemania no habría caído tan miserablemente en tantas herejías! Porque las herejías y las malas semillas no han nacido nunca de hombres privados de instrucción y que se expresan en la lengua materna; proceden de los que se proclaman eruditos. Por eso, padres, os ruego que ni se os ocurra, no ya sólo poner una práctica semejante entre los abusos, sino discutir siquiera para saber si se puede en un caso como éste hablar de abuso»
2. Sobre la Sola Fide
El Concilio negó principalmente que todo el contenido de la fe estaba encerrado solo en los escritos y se debe de completar con las tradiciones no escritas, de las cuales la iglesia católica es depositaria. La definición que dieron fueron de “las tradiciones” que es muy distinta al decir “la tradición” las diferencias son las siguientes.
17 la tradición, noción teológica concebida como una de las «fuentes» de la revelación, y las tradiciones, conjunto de ritos y de creencias que se han ido acumulando a lo largo de la historia de la Iglesia
En el concilio se hablaba de las tradiciones, aunque en el Concilio de Trento no las enumeraron porque no estaban muy seguros de cuáles y cuantas eran, En el canon dogmático I en la sesion IV hace referencia a las tradiciones de una manera muy restrictiva:
18el evangelio de Jesucristo está contenido en los libros santos y «en las tradiciones no escritas que fueron recibidas por los apóstoles de labios del mismo Jesús y trasmitidas (traditae) por ellos bajo el impulso del Espíritu santo, como de mano en mano»
De esta manera se definía en cuestiones en temas de fe, la tradición apostólica y la tradición eclesiástica y que estas a través de la historia eran confirmadas y recibidas por Jesucristo. Pero no están muy bien definidas por dicho concilio. Aún el papa Pio IV en su profesión tridentina de fe menciona que se deben de aceptar tal cual lo haya expresado la Iglesia.
19Admito y abrazo firmísimamente las tradiciones de los Apóstoles y de la Iglesia y las restantes observancias y constituciones de la misma Iglesia.
Posteriormente la Iglesia divide en tres la tradición, la tradición divina dominical (la que viene de viva voz por Cristo), la tradición apostólica, (la que les revela el Espíritu Santo a los apóstoles) y la tradición eclesiástica (tradiciones de los apóstoles que no es de inspiración divina) Sobre los sacramentos el concilio se proclamó que estos mismo eran eficientes por si mismos, y que no era solamente eficaz por tener fe en ellos.
3. Sobre la Sola Gratia
Sobre temas de la gracia podemos ser muy breves. Se definió acerca del pecado original contra Pelagio, Erasmo y contra Lutero, De Lutero hacían una diferencia entre la concupiscencia y el pecado original, que verdaderamente en el bautismo de regeneración, el pecado original era borrado solo quedando la concupiscencia, pero que de esta manera el hombre no queda completamente corrompido. Y que por medio de la gracia de Dios puede el hombre luchar contra el pecado. De Pelagio, de la existencia del pecado original y de Erasmo, que el pecado original no solamente era la imitación del pecado de Adán. Dentro del concilio, el tema que tuvo mucho tiempo en ser definido fue el tema de la justificación, porque no querían poner al hombre completamente inútil frente a la salvación pero tampoco querían definir el estado del hombre como que si pudiera hacer buenos méritos por si solo, con tal de no negar de que solo Dios salva y justifica. En pocas palabras no querían darle mucha libertad al hombre pero tampoco privarle de ella. Estos conceptos se hablan en las sesiones V y VI especialmente el VII. Para la definición de la justificación se buscó fuentes agustinianas principalmente el general de esa orden de nombre Seripando, un ejemplo de lo que se creía era lo que un obispo proponía, precisamente de fuentes agustinianas.
20 el obispo de Belluno, sobrino del cardenal Contarini, enunciaba en estos términos: «Antes de la justificación, las obras no sirven nada para obtenerla, ya que el hombre es justificado por la fe sola. Luego, el justificado hace obras buenas, y éstas son el signo de la fe».
De parte de los Jesuitas estas afirmaciones las evaluaron, pero se parecían mucho a lo que profesaban los luteranos y se le llamaba “doble justificación” como se había mencionado anteriormente. Es interesante que por muy poco hubiesen añadido esa doctrina a los catecismos actuales de la iglesia romana. Pero el Concilio de Trento procuró defender la individualidad del hombre, su libre albedrio y una justificación cooperante como lo enseña la sección VII haciendo de la justicia una sola y al hombre ser cooperante de esa gracia. Por lo tanto, la justificación ya no es imputada de manera extrínseca por los méritos de Cristo, si no inherente por a ver aceptado la gracia de Dios el cual lo transforma y lo capacita y debe de ser mantenida ya que esta justicia se mantiene de manera inicial. Entonces termina concluyendo:
21 la doctrina de la justificación mantuvo una forma de cooperación del hombre a la obra de su propia salvación
4. Sobre Solus Christus
Se negaba la universalidad sacerdotal que los protestantes presentaban, al mismo tiempo que se definía la eucaristía como verdadera actualización del sacrificio de Cristo en propiciación de vivos y muertos. (en el catecismo de la iglesia católica con respecto a lo que enseña sobre la eucaristía podemos encontrarnos las notas de lo que definió el Concilio de Trento sobre la propiciación de vivos y muertos) Sobre la penitencia, el pecador tenía que recurrir obligatoriamente con un sacerdote para volver a restituir la gracia que había perdido después del bautismo. y es el único que puede darle la absolución, (en la actualidad también es un sacramento justificante según lo enseña la iglesia católica en sus catecismos) La cual si el penitente lo hacía por temor al infierno, era una constricción no valida, si no que debería de hacerse por ofensa contra Dios y realmente considerarse falto. Y solo con el acto de reparación podría completarse el sacramento y esto depende del sacerdote. Se definió también lo que era el purgatorio en la última sesión.
22 En la última sesión el concilio despachó rápidamente la cuestión del purgatorio: se trata —dice el concilio— de un lugar, en el más allá, donde las almas de los muertos llevan a cabo su propia purificación, antes de entrar en el cielo; pueden verse ayudadas por los sufragios de los vivos, en particular por las misas
Quise abarcar el Soli Deo Gloria en la conclusión, pues aún el Concilio de Trento retomó con mucha fuerza la veneración de reliquias y el culto a los santos. Y la salvación gira todo alrededor de la iglesia y a el cumplimiento de los mandamientos que ordena, sobre todo por el humanismo es que la salvación también depende del hombre. La iglesia aun después del Concilio de Trento seguía definiéndose, se reformo la curia romana con respecto a la simonía y a la moral baja de muchos sacerdotes y la imposición de una vestimenta clerical decorosa por el papa Pío V en 1565. La educación se hizo muy intensa para los seminaristas y obligatoria, la evangelización y la educación se hizo fuertemente presente con el movimiento de Ignacio de Loyola (fundador de los Jesuitas), en competencia de las iglesias reformadas que tenía ventaja de estudios y en idiomas que poco a poco fue creciendo y siendo muy rigurosa. Entonces nació otro tipo de clérigos dentro de la Iglesia Católica Romana. Las Iglesias reformadas al no dar donaciones a los conventos de monjes y monjas, lo invertían en la educación secular de sus hijos y también en la preparación e instrucción en los colegios protestantes. Los niños crecían y de jóvenes se volvían contra la iglesia tradicional. Por lo tanto, la educación fue un tema urgente que también llevaban.
Las desventajas después del Concilio de Trento es que al ser muy duras contra los protestantes y contra cualquier clase de pensamiento que no estuviera sometido a la Iglesia, los grupos insatisfechos los orilló a crear sociedades secretas.
23 Éstas adoptaron muchas formas, las Fraternidades Espirituales de Holanda y Flandes, los Rosacruces de Alemania y, con el tiempo, en una forma degenerada de fines del siglo XVII, los diferentes movimientos francmasones.
Y como dato curioso, sobre la proposición de la doble justificación en Trento también estaba un fraile de Venecia de nombre Paolo Sarpi que buscaba la reconciliación con los luteranos. Y estaban a punto de lograrlo, pero tenía algo que revelar
24En 1616 Antonio de Dominis, arzobispo de Spalato, se convirtió en anglicano; tres años más tarde publicó en Inglaterra la Historia del Concilio de Trento, de Sarpi, obra que reveló la historia interior de cómo el concilio fue manipulado por el papado; el libro fue dedicado a Jacobo I.
Podemos concluir que verdaderamente la Iglesia Católica Romana después de Martín Lutero no fue la misma iglesia medieval, y de la iglesia medieval no podemos trazar una linea de autenticidad con la iglesia primitiva. Ya que dicha iglesia siguió su curso. Aun después de Trento surgieron muchos roses. Pero podríamos también concluir que gracias a ese concilio, las demás iglesias se siguen reformando volviendo a las sagradas escrituras y expandiéndose. Tratando de distinguir entre la cizaña y el trigo. Pues en ves de hacer para bien ha sido para mal.
NOTAS DE REFERENCIA:
1 Enciclopedia Católica Online https://ec.aciprensa.com/wiki/Concilio_de_Trento
2 Enciclopedia Católica Online https://ec.aciprensa.com/wiki/Concilio_de_Trento
3 Enciclopedia Católica Online https://ec.aciprensa.com/wiki/Concilio_de_Trento
4 Justo L Gonzales. Historia del Cristianismo Tomo II. (Miami, Fl. U.S.A.: Editorial Unilit, 1994), p.103.
5 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.285
6 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.286
7 Justo L Gonzales. Historia del Cristianismo Tomo II. (Miami, Fl. U.S.A.: Editorial Unilit, 1994), p.103.
8 Giacomo Martina, L a iglesia de L utero a nuestros días Tomo II (Madrid, EDICIONES CRISTIANDAD.1974), p.40
9 Paul Johnson, Historia del Cristianismo. (Editor digital: Leviatán ePub base r1.1, 1976), p.476.
10 Giacomo Martina, L a iglesia de L utero a nuestros días Tomo II (Madrid, EDICIONES CRISTIANDAD.1974), p.40
11 Justo L Gonzales. Historia del Pensamiento Cristiano Tomo III (Colombia, Editorial Caribe Inc. 2002), p. 209
12 Paul Johnson, Historia del Cristianismo. (Editor digital: Leviatán ePub base r1.1, 1976), p.560.
13 Paul Johnson, Historia del Cristianismo. (Editor digital: Leviatán ePub base r1.1, 1976), p.560
14 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.292
15 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.292
16 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.293
17 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.293
18 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.293
19 Pio IV en su profesión tridentina de fe. http://www.hispanidad.info/profetrid.htm
20 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.294
21 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.294
22 Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos (Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993), p.295
23 Paul Johnson, Historia del Cristianismo. (Editor digital: Leviatán ePub base r1.1, 1976), p.667
24 Paul Johnson, Historia del Cristianismo. (Editor digital: Leviatán ePub base r1.1, 1976), p.672
BIBLIOGRAFÍA:
Pagina Web: Enciclopedia Católica Online https://ec.aciprensa.com/wiki Pio IV en su profesión tridentina de fe. http://www.hispanidad.info/profetrid.htm
Libros:
Justo L Gonzales. Historia del Cristianismo Tomo I I. Miami, Fl. U.S.A.: Editorial Unilit, 1994.
Paul Johnson, Historia del Cristianismo, Editor digital: Leviatán ePub base r1.1, 1976.
Giuseppe Alberigo. Historia de los concilios ecuménicos, Ediciones Sigúeme - Salamanca 1993.
Giacomo Martina, L a iglesia de Lutero a nuestros días Tomo II Madrid, EDICIONES CRISTIANDAD 1974.